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Un buen comienzo: los primeros meses del perro de protección de rebaño (2/4)

Déborah Temple, Gabriel Lampreave, Mathieu Mauriès, Marta Amat, Xavier Manteca

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Documento técnico realizado en el proyecto «El perro de protección de rebaños: el mejor amigo de la ganadería de montaña»

Proyecto financiado a través de la operación 01.02.01 de Transferencia Tecnológica del Programa de desarrollo rural de Catalunya 2014-2020

El potencial genético del perro marcará la fuerza del vínculo que establece con su rebaño, así como su instinto de protección. Sin embargo, un perro de protección de rebaño debe aprender cómo debe hacer su trabajo imitando otros perros de protección (como su madre) y con el apoyo del ganadero que le guiará durante su aprendizaje. El vínculo de confianza que se establece entre el ganadero y sus perros es clave para que el perro pueda sentirse seguro y realizar su trabajo con eficacia. La implicación del ganadero con la educación y el cuidado de sus perros es fundamental. El criador de perros de protección y los primeros meses de vida del perro, determinarán en gran medida sus cualidades como perro de protección. Un buen perro de protección es un perro equilibrado y con quien el ganadero puede confiar: por un lado, un buen perro de protección convive amistosamente con su rebaño, es atento a todas las situaciones de amenaza y sabe tomar las decisiones correctas para proteger al ganado. Por otra parte, es un perro muy bien socializado con todos los estímulos ambientales y no representa un peligro para las personas. Un perro de protección no tiene un comportamiento de perro adulto hasta los dos años. Los dos primeros años de vida son años de aprendizaje. Es inevitable que el perro sea fuente de preocupaciones, dudas y dolores de cabeza por el ganadero. Mucha paciencia, tiempo y dedicación son cualidades indispensables para poder criar y educar a un perro de protección de rebaño.

Durante el periodo de socialización, el perro debe convivir con las ovejas, cabras u otro tipo de ganada que formarán su rebaño. Pero es también muy importante que, durante el periodo de socialización, el cachorro descubra un ambiente variado y rico en estímulos positivos. Desde muy pequeño, es extremadamente importante que el cachorro tenga una buena socialización con las personas, incluyendo los niños De este modo, evitaremos que el perro una vez adulto tenga miedo a las personas. La agresividad por miedo es una de las causas más frecuentes de los ataques de perros de protección hacia personas.

Una buena socialización del cachorro, futuro perro de protección, con las personas, otros perros y un ambiente variado NO reducirá el vínculo que el perro tiene con el ganado, todo lo contrario.

¿EL PERÍODO DE SOCIALIZACIÓN: QUE ES?

El período de socialización empieza cuando el cachorro tiene 21 días de edad y se termina aproximadamente a las 12 semanas. El cachorro inicia su etapa de socialización aumentando la conducta de exploración, las interacciones sociales y el juego. Este período de socialización se acaba cuando el cachorro muestra señales fuertes de miedo frente situaciones desconocidas. Todo lo que el cachorro vivirá durante esta etapa condicionará sus conductas de adulto. El periodo de socialización del cachorro es decisivo para tener un perro adulto equilibrado. El cachorro debe descubrir un ambiente rico en estímulos para ser un futuro perro de protección seguro de sí mismo y calmado. La socialización con un ambiente enriquecido hará que el futuro perro de protección pueda controlar mejor su comportamiento, no tenga miedo y no sea demasiado reactivo.

Durante el período de socialización, el futuro perro de protección debe:

  • Convivir con su camada, sus padres y el rebaño.
  • Ser manipulado cada día, suavemente. Es importante acariciar el cachorro cada día, tocando las patas, las orejas, la cola y la barriga.
  • Tener contacto con las personas que viven en la granja, sobre todo los niños. •Tener contacto con todos los animales de la granja: otros perros, incluyendo los perros pastores, terneros, gallinas, etc.
  • Acostumbrarse sin miedo a situaciones variadas como caminar en correa, estar atado momentáneamente, subir a un coche sin tener miedo, pasear por el pueblo, oír ruidos de coches, etc.

Las experiencias que vive el cachorro durante el período de socialización se quedan fuertemente grabadas en su memoria siendo muy importante evitar las experiencias negativas y potenciar las positivas. Así los contactos que el cachorro tiene con el ganado deben ser cariñosos y agradables para el cachorro. Si recibe un golpe u otra experiencia negativa, el cachorro se acordará de mayor y podrá reaccionar con miedo.

Una buena socialización del cachorro con las personas, otros perros y otros animales no reducirá su vínculo con el rebaño. El vínculo con el rebaño depende en buena medida del potencial genético del perro de protección. Así pues, aconsejamos escoger un perro de protección de un buen criador, proveniente de una línea de trabajo seleccionada correctamente. Entonces tenemos que asegurar una buena socialización del perro con el rebaño, con las personas, con otros perros y con una variedad de estímulos. Esto nos permitirá prevenir problemas de comportamiento como la agresividad por miedo.

 

MANIPULAR AL CACHORRO Y ASEGURAR UNA BUENA SOCIALIZACIÓN CON LAS PERSONAS Y OTROS PERROS

El cachorro debe ser manipulado con frecuencia para evitar que tenga miedo a las personas una vez adulto. Un cachorro que no ha sido manipulado durante este período será miedoso con las personas, poco controlable y será una posible fuente de problemas.

Un perro de protección que tiene miedo a las personas, puede responder de manera agresiva y ocasionar accidentes. Por ello, el cachorro debe estar muy bien socializado con las personas, incluyendo los niños, desde muy pequeño.

El perro de protección debe estar muy bien socializado desde cachorro con otros perros, incluyendo los perros pastores, perros de la casa y perros de caza. Cuando sea más grande, el perro de protección sabrá perfectamente cuando otros perros desconocidos representan una amenaza para su rebaño.

 

EL VÍNCULO CON EL GANADO

El vínculo del perro de protección con el rebaño depende en gran medida de su potencial genético: el perro debe ser de una raza de protección de ganado y es de gran ayuda que el perro provenga de una línea de trabajo seleccionada por un criador especializado en perros de protección de rebaño. Esta base genética hace que, de manera natural e innata, el perro de protección establezca un vínculo muy fuerte con su rebaño. A medida que el cachorro va creciendo y conviviendo con el rebaño, el vínculo con el ganado se intensifica. El cachorro se desarrolla con sus hermanos/as y su madre en un corral pequeño, protegido, pero con contacto visual, auditivo y olfativo con el ganado. El corral de protección debe tener agua fresca y de calidad, una zona de descanso confortable con paja seca y limpia, y un pequeño techo para que el cachorro se sienta protegido. A medida que va creciendo, el cachorro tiene más fuerza y más ganas de explorar su entorno. A las 4-5 semanas de edad podrá empezar a salir del corral de protección para descubrir el mundo “exterior” y los otros animales que lo rodean. Contactará e interaccionará con el ganado y en caso de querer descansar y protegerse podrá, en todo momento, volver al corral de protección, su zona segura. El ganado no debe poder acceder a este corral de protección.

Este descubrimiento del entorno y de los otros animales, lo hará acompañado de sus hermanos /as y de su madre, quien le enseñará cómo comportarse. Es importante que el cachorro, tan pequeño, no reciba ningún estímulo negativo por parte del ganado, tales como golpes. Aparte de poder ocasionar heridas al cachorro, esto haría que tuviera miedo del ganado, lo que no nos interesa en absoluto. Por ello, es importante que los cachorros siempre tengan acceso al corral de protección y que el ganado con el que convive de pequeño sea tranquilo y calmado.

Aconsejamos no dejar nunca un perro joven con corderos u ovejas pariendo sin la supervisión del ganadero. El ganadero debe enseñar al cachorro lo que puede hacer (por ejemplo, lamer las crías o comer la placenta) y lo que no puede hacer (por ejemplo, no puede jugar con los corderos, no puede correr detrás de ellos y no puede interferir en el vínculo madre-cordero). El hecho de poder tener dos cachorros creciendo y jugando juntos reducirá mucho el riesgo de que jueguen con los corderos. Prohibir a los cachorros cualquier juego con los corderos (persecución, pequeñas mordeduras en las orejas o en la cola).

 

El VÍNCULO DE CONFIANZA EN EL/LA GANADERO/A Y SUS PERROS DE PROTECCIÓN.

El vínculo de confianza que se establece entre el ganadero/a y sus perros es clave para que el perro pueda sentirse seguro y realizar su trabajo con eficacia. La atención del ganadero y su implicación en la educación de los perros es fundamental.

Una relación basada en la cooperación y la confianza Al igual que los lobos, los perros forman grupos familiares cooperativos en los que los perros adultos guían a los pequeños durante su desarrollo. La estructura social que aparece es de relaciones constructivas entre madres/padres e hijas/hijos más que de enfrentamientos competitivos y agresivos. Esto nos permite destacar dos puntos fundamentales para la educación de los cachorros que serán futuros perros de protección:

  1. Las relaciones sociales de los perros NO se basan en la dominancia.
  2. Los cachorros y perros jóvenes aprenden imitando a sus padres y otros familiares

El aprendizaje del perro de protección se basa en una relación de confianza y de cooperación con el ganadero. El ganadero representa para el cachorro una figura de seguridad. Este vínculo se establece y se refuerza fomentando las interacciones positivas como las caricias o el juego en los momentos de afecto (por ejemplo, cuando los perros acompañan al ganadero y al rebaño a pastar)

Afirmaciones totalmente FALSAS y ERRÓNEAS:

  • “el perro es agresivo porque es dominante” FALSO
  • “si tu perro es agresivo, tienes que imponerte a él para que sepa quién manda, quién es el líder del grupo” FALSO
  • “es importante que entienda quién manda para que no se comporte mal” FALSO

En ningún caso se debe utilizar el castigo (golpes, collares de castigo, etc.) o la fuerza para adiestrar a un perro. El castigo es contraproducente ya que el perro sentirá miedo y desconfianza. El castigo destruye el vínculo de cooperación entre el perro y el ganadero. Un perro no debe tener miedo de su propietario. El uso de técnicas como tumbar y mantener al perro boca arriba (“alfa-roll”) o de lado (“dominance down”), y otros como pegar al perro o cogerlo del cuello hace que el perro tenga miedo de su propietario y de manera más general de las personas. Estas técnicas hacen que un perro acabe siendo agresivo por miedo.

No utilizar nunca el castigo, los collares eléctricos u otros métodos que se basan en el miedo y el dolor. Estas técnicas hacen que un perro acabe siendo agresivo porque tiene miedo.

Para enseñar a un cachorro o un perro adulto que algo no se puede hacer, sólo hay que decirle un “NO” o un gruñido, justo en el momento que hace el comportamiento no deseado. No hace falta regañar más al perro o gritar. Cuando el perro hace caso, hay que acariciarlo enseguida y felicitarle cariñosamente. Es muy importante recordar que siempre se deben reforzar positivamente las buenas conductas.

  • Es muy útil que un perro de protección aprenda desde pequeño unas pautas básicas de buena conducta:
  • Hacer caso cuando lo llamamos por su nombre y responder cuando lo llamamos.
  • No jugar mordiendo, especialmente cuando juega con un cordero o con una persona.
  • No correr detrás de los corderos, ni jugar excesivamente con ellos.
  • No levantarse sobre sus patas traseras para saludar a una persona; siempre debe mantener las cuatro patas en el suelo.
  • No saltar una valla.
  • Quedarse quieto con el rebaño.
  • Parar de ladrar cuando le decimos que pare.
  • Poder pasear con una correa.
  • Poder estar atado cuando es necesario. El cachorro vive con su rebaño. Cuando viene a saludar al ganadero es bueno que reciba una caricia y una atención cariñosa. Entonces, volverá rápidamente con el rebaño sin necesidad de darle ninguna orden.

La llegada del cachorro a una granja nueva: un momento estresante tanto para el cachorro como para el ganadero El cachorro deberá conocer y familiarizarse con su nueva familia: el nuevo rebaño, los nuevos perros, las personas que trabajan en la granja, los niños de la familia, etc. Durante estos días, especialmente estresantes por el cachorro, la presencia de su propietario, el ganadero, es muy importante. El cachorro necesitará tiempo para comprender que el ganadero no es un desconocido; y el ganadero necesitará cargarse de paciencia para educar a su perro. Es importante tranquilizar al cachorro, acariciándolo y felicitándole, y presentándole los otros integrantes de la granja. Hacerle descubrir el límite de su territorio, caminando con un correa los primeros días. Es muy, muy importante que el cachorro esté en un lugar seguro y cerrado cuando el ganadero no puede supervisarlo; si no es así, el cachorro se irá para buscar a su familia previa. El día de la llegada es muy conveniente dar al cachorro un hueso crudo y fresco para que se tranquilice y esté confiado. El cachorro puede dormir con las ovejas siempre y cuando tenga un corral (de 2 m por 2 m) protegido del ganado, con agua y paja limpia para descansar. Se desaconseja dejar al cachorro sin supervisión con corderos u ovejas pariendo. El ganadero deberá supervisar al cachorro, especialmente su comportamiento hacia los corderos recién nacidos

 

LOS CACHORROS Y PERROS JÓVENES DE PROTECCIÓN DE REBAÑO APRENDEN DE SUS PADRES Y DE OTROS PERROS CON LOS QUE TIENEN RELACIÓN.

Los cachorros y perros jóvenes aprenden de sus padres y otros perros con los que tienen relación. Entre otras cosas, aprenden a controlar la mordedura y su fuerza, las señales de comunicación canina y su trabajo como perro de protección y cómo comportarse con el ganado. Los perros adultos guían y protegen los cachorros. Por todas estas razones, debemos evitar separar el cachorro de su madre demasiado pronto. Si el perro proviene de un buen criador que puede asegurar una buena socialización del cachorro, aconsejamos coger el cachorro a las 12 semanas de edad. De este modo, el cachorro maximiza el aprendizaje con sus padres.

 

LOS BUENOS CACHORROS VIENEN DE UN BUEN CRIADOR

El cachorro pasa una gran parte del período de socialización en la granja del criador. Por lo tanto, un buen criador es esencial ya que socializa el cachorro con el ganado, con las personas, con otros perros. El criador asegura que el cachorro, futuro perro de protección de rebaño, descubra un ambiente variado y rico en estímulos y le enseña pautas de conductas básicas para un perro de protección como, no saltar una valla, poder estar atado un rato, etc. Además, un buen criador tiene perros de protección proveniente de padres de líneas de trabajo correctamente seleccionadas tanto por sus características físicas (por ejemplo, la calidad del pelo, de los dientes, la agilidad, la fuerza de las patas, etc.) como por sus características de comportamiento (por ejemplo, el vínculo innato con el ganado, no ladrar excesivamente, no ser miedoso, etc.). En la granja del criador, el cachorro debe estar rodeado de otros perros de protección, de su madre y de sus hermanos/as y así aprenderá desde pequeño cuáles son los comportamientos de un perro de protección.

 

¿MEJOR ENTRAR 1 O 2 CACHORROS?

El hecho de introducir 2 cachorros, con una edad similar, juntos en la granja tiene muchas ventajas:

  • Los cachorros jugarán juntos y se cansarán. Esto hace que reduzacan el riesgo de juego con los corderos y sus persecuciones, por lo tanto, el riesgo de poder lesionar algún cordero.
  • El hecho de estar con otro cachorro les da seguridad y confianza. Cuando están con otro cachorro, están menos estresados por la separación de la madre y de la camada. Exploran y descubren su nuevo entorno con menos miedo y más seguridad. Por todo ello, empezarán a proteger el rebaño desde más jóvenes que un perro único.
  • Los cachorros trabajarán juntos para proteger el ganado, aumentando así la eficacia de protección.
  • El hecho de ser dos, potenciará la independencia de los cachorros.
  • El perro es un animal sociable que necesita interacciones con otros perros. La presencia de otro perro, especialmente durante las estivas, contribuye a su bienestar físico y mental.

El hecho de introducir 2 cachorros en lugar de un solo cachorro en un rebaño NO reduce el vínculo que los perros puedan tener con el ganado.

EL TRABAJO EN GRUPO ES MÁS EFICIENTE FRENTE A LOS DEPREDADORES

Cuando hay riesgo de depredación, aconsejamos fuertemente tener como mínimo 2 perros de protección para potenciar el trabajo en equipo y el reparto de las tareas. Frente a un depredador, un solo perro de protección se enfrentará al inevitable dilema: ir hacia el depredador para asustarlo dejando el rebaño sin protección o, quedarse con su rebaño esperando que se acerque el depredador. Los perros de protección trabajan en grupo y se reparten el trabajo de protección. Mientras algunos se quedan cerca del rebaño, otros perros patrullan y se sitúan en zonas más elevadas para vigilar la posible intrusión de depredadores y actuar si es necesario. Para ser eficiente trabajando, el perro de protección debe poder descansar de la actividad intensa de vigilancia durante la noche. En un grupo, los perros de protección hacen turnos de vigilancia/descanso. Un perro descansado es mucho más fuerte y dinámico ante posibles depredadores. Por el contrario, un perro solo acabará agotado y no podrá proteger al rebaño.

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